Aguascalientes es en la actualidad un centro comercial e industrial en desarrollo constante. Creciente urbe reconocida por sus bravas corridas de toros, excelentes vinos, clima amable y relajado ambiente provinciano. El segundo estado más pequeño del país, Aguascalientes tiene sin embargo una privilegiada posición comercial debido a las fábricas de alta tecnología que se encuentran alrededor.
Los recientes esfuerzos de restauración han revitalizado numerosos edificios coloniales del centro de la ciudad. Amplios portales definen el trazo de sus calles. Este destino, con más de 663 mil habitantes, alberga más de la mitad de la población del estado.
Los orígenes de Aguascalientes se remontan a 1575, cuando se convirtió en un puesto de avanzada en el hostil territorio de los chichimecas, un pueblo enemigo de los aztecas, de sangre indómita. Su ubicación estratégica (entre la ciudad de México y Zacatecas) y una próspera agricultura y ganadería ayudaron a proveer de alimentos a la naciente ciudad.
En la actualidad, el estado atrae visitantes en gran medida gracias a sus manantiales termales, su clima ideal, la alta calidad de sus viñedos y sus atractivos culturales, además de la mundialmente conocida Feria de San Marcos, cuyos orígenes se remontan a 1604. Más de un millón de visitantes nacionales y extranjeros acuden anualmente a esta gran fiesta, que se realiza en los meses de abril y mayo. La ciudad constituye una irresistible pausa para quienes viajan de Guadalajara a Zacatecas, y en la actualidad una creciente cantidad de hoteles complace a los viajeros de placer y negocios.
Algunas de las principales atracciones de la ciudad son la Plaza de la Patria, centro original de la ciudad, compuesto por una amplia y hermosa explanada dominada por una columna jónica construida por el afamado arquitecto Manuel Tolsá en 1808. En el lado sur de la plaza se encuentra el Palacio de Gobierno, una antigua casona con fachada de tezontle. Sus pasillos interiores están adornados con coloridos murales creados por el artista chileno Oswaldo Barra Cunningham, discípulo de Diego Rivera. Hacia el oeste se erige la Catedral Basílica, que terminó de construirse en 1738 y de la cual destacan sus ventiladas bóvedas, su dorado altar neoclásico y las invaluables pinturas de Manuel Cabrera, destacado artista de la época colonial. Junto a la catedral se encuentra el Teatro Morelos, construido en 1885, un hermoso ejemplo del estilo victoriano. Hacia el norte se encuentra el Palacio Legislativo, que anteriormente fue un hotel y actualmente es el recinto legislativo.
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