Es importante que estemos saludables, por dentro y por fuera. Comer de manera saludable es tan importante como ejercitarse y ambas se complementan para lograr la fuerza y la figura que deseas. Muchas veces, se relaciona el estar delgado con ingerir menos alimentos, algo que no podría ser más falso pues, mientras más te mueves, más combustible necesitas, eso sí, hay que saber qué consumir para que tu cuerpo lo utilice de la manera correcta.
No tienes que ser experta en nutrición pero, si comienzas a distinguir la función básica de los tipos de alimentos, te será más sencillo aprender qué necesita tu organismo antes y después del ejercicio. Las porciones de cada grupo dependerán del sexo, peso y tipo de actividad que realizas pero, si eres principiante, esta información es un buen comienzo.
Antes, ¡energía!
Los hidratos de carbono tienen básicamente una función energética, es decir, te ayudarán a cargar las pilas antes de iniciar alguna actividad. Por supuesto, no es lo mismo una rebanada de pastel, que un plato de arroz integral y tu cuerpo lo sabe, por lo que la absorción de uno y otro será distinta.
Para entenderlo mejor, es importante que sepas que los carbohidratos se dividen de dos formas: los simples y los complejos. Los primeros incluyen frutas, verduras frutos secos y mermeladas, se absorben de manera rápida y son ideales para minutos antes de la actividad, ya que se transforman en energía rápidamente.
Los complejos (pan, maíz, avena, pastas, legumbres y harinas), son de absorción lenta y contribuyen a generar reservas de glucosa la cual, después convertirás en energía. Este tipo de alimentos son ideales para consumir, por lo menos, dos horas antes del ejercicio.
Después, recuperación
Tras el esfuerzo, es importante la reparación muscular y es aquí en donde entran las proteínas, las cuales encuentras en productos como carne, pescados, leche y huevo. Estas ayudarán a que la estructura desgastada por el movimiento cobre fuerza y esté lista para la próxima sesión evitando lesiones.
Además, tienes que readquirir las reservas de glucosa que perdiste. De nuevo, no se trata de correr por esa pizza que crees que te mereces. Más bien, recarga con carbohidratos simples, pues es importante que el cuerpo los asimile de manera rápida y no acabes agotado al terminar la actividad física. Tan sólo recuerda la sensación de sueño después de una comida copiosa y pesada… ¡No es lo que quieres!
Siempre, ¡agua y nutrientes!
Las frutas y verduras contienen micronutrientes (vitaminas y minerales) que ayudan a que el cuerpo asimile mejor tanto las proteínas, como los hidratos de carbono. Los puedes comer en cualquier momento y te mantendrán sana y fuerte. De igual forma, hidratarse antes, durante y después del ejercicio es una regla de oro que no te puedes saltar.
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