Enclavada en la sierra de este municipio, Tapijulapa se ha convertido en una villa especializada en utilizar el ‘mutusay’ o mimbre, para transformarlo en muebles artesanales y una diversidad de artículos desde hace más de 40 años.
El mimbre es una fibra vegetal, con grosor de entre dos y cuatro milímetros, cuyo largo puede alcanzar hasta los 30 metros, según la altura del árbol.
Las tiras de ‘mutusay’ son colocadas al sol para secarlas en rollos y luego remojarlas en agua para volverlas maleables y forrar todo tipo de muebles o elaborar canastos, lámparas, marcos para retratos, aretes, collares, pulseras, diademas, abanicos, servilleteros, sombreros y demás.
Tanto en la villa de Tapijulapa –declarada como Pueblo Mágico en 2010- como en su periferia existen unos 18 talleres para elaboración de productos de mimbre.
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