Tlalpujahua y Angangueo son los dos Pueblos Mágicos mineros de Michoacán, ambos pueblos comparten historias de riquezas y pérdidas que ceden paso hoy a nuevas historias de ilusión navideña y de cercanos bosques llenos de mariposas Monarca, comentó la secretaria de Turismo Estatal, Claudia Chávez López.
La funcionaria refirió que, Tlalpujahua es un pequeño pueblo de pasado minero, heredero de la tradición más hermosa de la Navidad, de calles empedradas, portales pintorescos, plazas soleadas y fachadas cubiertas de flores.
El Pueblo Mágico de Tlalpujahua es hoy conocido en todo México por la producción de esferas navideñas, cada otoño, miles de personas acuden a la Feria de la Esfera para adquirir decoraciones navideñas elaboradas artesanalmente en cientos de talleres, “una excelente ocasión para ver a los artistas en el soplado de vidrio o en la decoración de esferas, además de degustar la exquisita gastronomía, dulces, conservas y los licores de hierbas tradicionales”, apuntó.
En Tlalpujahua, asentó la titular de la política turística del Estado, se encuentran sitios con una gran historia: en lo alto, la impresionante estampa de la Parroquia de San Pedro y San Pablo contrasta en su esplendor barroco con la sobriedad de San Francisco, el primer convento del pueblo, en su parte baja.
Se encuentra también la explanada donde la Torre del Carmen queda como único vestigio de la enorme catástrofe que causó miles de muertes en 1937 y terminó con la minería en la región.
En la Mina Dos Estrellas, podrás hacer un viaje en el tiempo entrando al túnel de la mina. Esta visita que te conectará con el pasado y la magia de este pueblo.
Por otro lado, Claudia Chávez López puntualizó que, Angangueo es un Pueblo Mágico minero que serpentea entre cerros boscosos, es precisamente ahí, en las montañas que lo rodean, donde se dan cita cada invierno millones de mariposas Monarca.
Angangueo se convierte de noviembre y marzo en uno de los sitios que recibe a millones de mariposas Monarca, por lo que, bien vale la pena vivir la experiencia de la migración en los santuarios de Sierra Chincua, Cerro Prieto y El Rosario.
La arquitectura de Angangueo es excelsa, el templo de la Inmaculada Concepción y la Parroquia de San Simón Celador compiten por el protagonismo, el primero, el templo del pueblo; el segundo, el templo erigido por la familia más acomodada.
Finalmente, la secretaria de Turismo en el Estado aseguró que, en cualquier temporada del año vale la pena visitar los Pueblos Mágicos mineros, pero enfatizó que, es en el segundo semestre del año donde se viven las experiencias más extraordinarias.
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