Bartolo Sardanetta, conocido como”El segoviano” habitaba en nuestras calles céntricas a mitad del siglo XVII. Era un hombre muy rico, era prestamista y además, poseía terrenos y casas que quitaba a quien le debía.
La gente decía que era un individuo solitario y tenía por ama de casa a su hermana, de quién según la leyenda, estaba muy enamorado.
Cada año, en su cumpleaños, ocurría algo que llamaba la atención de sus más allegados, a quienes invitaba a dicha celebración pues a la hora del brindis era común escucharlo pronunciar – “Brindo por la señora mi hermana, por mi ánima y por el 20 de mayo de 1701” Nunca nadie supo qué significaba esa fecha y mucho menos porque era tan importante para él.
Al llegar tan mencionado día, por la noche se escuchó un ruido despavorido y a la mañana siguiente al pie de una elegante cama se encontraba el cadáver de la hermana estrangulada, y pegado al techo, se encontraba el mismo Bartolo poseído sin vida.
Desde aquella horrible fecha, dicha calle lleva como título “El Callejón de Don Bartolo”, y la casa misma es conocida como “La casa de los espantos”, actualmente se encuentra en ella la Secretaria de Educación Pública, ubicada en Pasteur Sur No. 23, Centro Histórico.