Consiente a tu paladar recorriendo la deliciosa comida tradicional de Michoacán.
Imagina que llegas a un restaurante con mesas de madera y coloridos manteles tejidos a mano, recorres el lugar decorado con artesanías michoacanas, por fin escoges tu mesa, en medio de ésta acompañando al servilletero hay una pequeña muñeca de trapo vestida con vestimenta purépecha. Tan pronto te acomodas en la silla llega un mesero ofreciéndote una bebida prehispánica hecha a base de maíz y agua: El atole. Puedes escoger entre atole de tamarindo, atole seco de Tingambato o atole de nanche de Taretan.
Mientras decides que vas ordenar, llevan unos ricos charales (pescaditos doraditos) con salsa y limón. Son muy ricos y perfectos para botanear. Para el primer tiempo escoges la deliciosa sopa tarasca (caldillo de jitomate, frijoles, con tortilla doradita, queso, crema y chile ancho), llega el momento difícil porque no sabes que escoger entre la variedad de platillos: puedes escoger uchepos (tamales de elote dulce o salados), enchiladas placeras de Morelia, pescado blanco de Pátzcuaro, chapatas, caldo michi (caldo de pescado), Churipo de Paracho, Morisqueta de Apatzingán, Atapacua (especie de Pozole) y otros platillos típicos de la cocina Michoacana que mezcla el maíz, frijol, calabaza, chile, el nopal y diferentes frutos para hacer sus platillos.
Por si fuera poco, el postre es también completamente michoacano: Ates morelianos, chongos zamoranos, frutas en conserva, buñuelos, nieve de pasta de Pátzcuaro o nieve de frutas de Tocumbo.
¿Se te antojo? Ya no te lo imagines y mejor visita Michoacán que te recibirá con los brazos abiertos.
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