- Aprende sobre la cultura local: ya sabéis, por aquello de «a donde fueres haz lo que vieres» y con la intención de no ofender ni enfadar al personal.
- No demuestres que eres un turista: olvídate de llevar la cámara de fotos colgada del cuello. Cuanto más desapercibido pases y menos se note que eres un turista mejor.
- Evita la ropa llamativa y los gadgets electrónicos: eso es habitual en ciertos países del mundo occidental, pero en otros muchos no, y el llevar a la vista un iPod, un móvil a la última moda o ropa de diseño te delatará.
- Infórmate sobre el destino: documéntate antes de partir, bien a través de internet bien a través de una guía, de las zonas peligrosas en tu destino. Te ahorrará más de un disgusto.
- Lleva siempre algo de dinero en efectivo encima: no se trata de llevar una gran cantidad, sino lo suficiente como para salir de un apuro.
- Haz copias de tus documentos más importantes: DNI, pasaporte, tarjetas de crédito… por si las pierdes o te las roban.
- Asegúrate de que alguien sepa en dónde estás: deja una copia del itinerario del viaje a tu familia o amigos y mantenlos informado en todo momento de dónde te encuentras para que puedan localizarte si ocurriese algo.
- Haz amigos: que hayas partido sólo no quiere decir que no puedas relacionarte con los habitantes del destino al que has viajado o con otros viajeros. Seguro que la experiencia será enriquecedora.
- Sigue tus instintos: te mantendrán alejado de posibles problemas o peligros.
- Lleva siempre contigo un medio para comunicarte: un teléfono móvil, una tarjeta telefónica… y siempre separado del resto de objetos de valor, para poder llamar si pierdes algo o te roban.
- Estudia las leyes y costumbres locales: que seas un visitante no te exime del cumplimiento de las leyes o costumbres locales. Infórmate, documéntate y estudia las mismas para evitar problemas. A veces, cualquier aspecto trivial para nosotros podría ser ofensivo o incluso ilegal en esa parte del mundo.
- Aprende lo básico del idioma local: para defenderte y salir adelante en las situaciones más básicas
- No reveles demasiada información personal: te hará excesivamente vulnerable, sobre todo si no conoces muy bien a la persona a la que se la estás confiando.
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