La leyenda de los Indios Yope fue la inspiración para darle su nombre a Acapulco. La historia dice que Ácatl (caña), el hijo más grande de uno de los jefes de la tribu estaba enamorado de la Princesa Quihuitl (lluvia), hija del jefe de la tribu rival. Pero desanimado a casarse con ella, Ácatl cayó en una depresión tan profunda que sus propias lágrimas derritieron su cuerpo, formando un gran pantano de lodo en donde la caña empezó a crecer.
Mientras tanto, la Princesa Quihuitl con su gran tristeza, se perdió en la bahía en forma de una nube y al descubrir la muerte de su amado, se convirtió en una tormenta gigantesca que destruyó las cañas y ella murió junto a su amado Ácatl y con este acto, quedaron unidos para siempre en Acapulco, que fue como llamaron a este lugar; «en donde las cañas fueron destruidas».
La leyenda de Ácatl y Quihuitl, es únicamente una parte de la historia pre-hispánica de Acapulco, ya que algunas excavaciones arqueológicas indican que el puerto estuvo habitado desde el año 3000 AC. El primer europeo que llegó a la bahía el 13 de diciembre de 1521 fue Fernando Chico, quien le puso el nombre de «Santa Lucía» a la Bahía de Acapulco, en conmemoración de una fiesta típica en España ese mismo día. Fue en este momento que Acapulco se convirtió en dominio de los colonizadores españoles quienes se refirieron a ésta como «La Ciudad de los Reyes», por tener unas de las playas más bellas – adjetivo que sigue siendo cierto actualmente.
Para los galeones españoles que regresaban del Oriente, el Puerto de Acapulco fue declarado el sitio oficial de comercio entre Asia y América, dando así origen a la Feria de las Américas o Nao de China, época en la que Acapulco se transformaba y llenaba de esplendor. Esta es una de las primeras incursiones en la industria de la hospitalidad, fuente principal de empleos y generador de divisas para la región.
Con la salida de los españoles en 1810, Acapulco se mantuvo fuera del flujo de desarrollo de todo México hasta el siglo XIX, cuando el mejoramiento de caminos y servicio aéreo, conectaron al Puerto con la Ciudad de México. En 1955, se abrió una nueva carretera que hizo el viaje desde la Ciudad de México mucho más fácil y accesible. Poco tiempo después, Acapulco se declaró como lugar de diversión y entretenimiento internacional para la élite de Hollywood y los famosos y ricos de todo el mundo.
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