De fama internacional, la «Nieve de Pasta» de Pátzcuaro, Michoacán, tiene una historia de más de cien años, con una receta deliciosa y tradicional.
Un día de julio de 1905, Don Agapito Villegas, 100% patzcuarense, después de muchos intentos que terminaban regando los árboles de la plaza Don Vasco, encontró la receta que estaba buscando.
Una mezcla pastosa se convertía en nieve y era exactamente lo que había soñado; entonces nace una de las tradiciones más arraigadas de esta ciudad. Cinco centavos costaba la charolita de harina (creada por él también) con nieve adentro. Así, debajo de un árbol comienza a vender sus nieves. En 1915 cambia su puesto al lugar que actualmente lo ocupa la «Nevería Pacanda» (nombre dado por él mismo), en el Portal Hidalgo, a unos cuantos metros de donde se encontraba antes.Años más tarde, en 1939, cuando el cansancio le ganara, pasaría su secreto y arte a un ahijado suyo, Francisco Contreras Medina. Le enseñaría la técnica de «nevar», que es la antigua forma de hacer la nieve por fricción. La madre de Francisco, Salud Medina de Contreras, se uniría al equipo y sería ella la que en realidad logra que la nieve de Pasta tenga fama mundial. En 1958, Francisco decide mudarse a Zacapu, donde inicia otro negocio similar al patzcuarense.
Después de la muerte de «doña Saludita» (como los lugareños la llamaban cariñosamente) su hija, la señora María Amparo Contreras de Galván, queda al frente del negocio. Actualmente se ofrecen más de 40 sabores, inusitados como elote, cacahuate y tequila, o tradicionales como los de pasta, limón o mango. A la cabeza del negocio, que ha pasado ya por cinco generaciones, está Adrián Galván, nieto de doña Saludita e hijo de doña Amparo, la que ahora sólo supervisa la manufactura de este manjar. En Morelia también se puede encontrar nieve de «La Pacanda», en el Museo de los Ates.
En el aniversario número 100 de la invención de la nieve de Pasta, nativos y patzcuarenses de corazón decidieron realizar una recopilación de textos para hacer un homenaje a la nieve y al pueblo que la vio nacer: «Pátzcuaro… Dulce tradición que se volvió leyenda (la nieve de pasta de «La Pacanda)». El libro se puede comprar en la nevería y las ganancias pasan directamente al asilo de niñas huérfanas de las monjas Josefinas.La Pacanda abre todos los días a partir de las 10:30 de la mañana y hasta las 8:30 de la noche.
Debe estar conectado para enviar un comentario.