En sus más de 480 años de existencia, el inmueble ha sufrido sendas transformaciones y ha funcionado para variados fines. En su primera etapa (virreinal) fue residencia del conquistador Hernán Cortés y su esposa Juana Zúñiga, quien diera a luz en este lugar al hijo del capitán extremeño de nombre Martín, personaje que años más tarde fue acusado de conspirar contra el rey.
Entre los usos que se le han dado al Palacio de Cortés sabemos que de 1747 a 1821, sirvió como cárcel y en ella fue alojado, en calidad de reo, don José María Morelos y Pavón. En 1855, fue sede del gobierno provisional de la República de don Juan Álvarez en contra de Santa Anna. Entre 1864 y 1866 fue acondicionado como despacho oficial del archiduque Maximiliano, debido a sus frecuentes visitas a Cuernavaca. Restaurada la República en 1872, el Palacio de Cortés albergó al gobierno del recién electo estado de Morelos, función que desempeñó hasta que fue convertido en el museo actual.
La muestra del Museo Cuauhnáhuac se integra a través de 19 salas en las que se presenta una excelente colección de objetos y piezas en su mayoría referentes a la historia general del estado. Se pueden encontrar espacios tan interesantes como el del poblamiento de América, la sala dedicada a Mesoamérica, dos más en las que se tratan aspectos cronológicos de los periodos Preclásico y Postclásico; una especial en la que se exhiben objetos relacionados con Xochicalco; salas de escritura pictográfica y migraciones; los tlahuicas, antiguos pobladores de la región; la influencia militar mexica y su conquista sobre el territorio; la llegada de los españoles y la Conquista, con las aportaciones que el viejo mundo dio a las tierras mexicanas y un espacio destinado a la historia del Marquesado. Posteriormente se abordan temas referentes al comercio de la Nueva España con el Oriente y una breve visión del siglo XIX, para concluir con una semblanza de los hechos más sobresalientes en el estado durante el Porfiriato y el movimiento revolucionario.
El Museo Cuauhnáhuac cuenta además con una serie de murales realizada en la terraza del segundo nivel por Diego Rivera hacia 1930. En ellos el artista guanajuatense plasmó escenas relativas a la historia de la entidad. Ocho años más tarde, Salvador Tarajona decoró el Salón del Congreso.
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