La vida en medio del desierto, donde el calor de la mañana es agobiante y el frío de la noche extremoso, la supervivencia siempre ha sido difícil, pero esta cultura pudo asentarse entre dunas de arena, cuevas y acantilados.
La cultura Paquimé fue una civilización que dio inicio en el año 700 d. C. y hasta el año 1340 d. C, abarcó los estados de Chihuahua, Sonora, Arizona, Utah, Colorado y Nuevo México. Esta civilización fue importante porque fue punto de encuentro en rutas comerciales entre América del Norte y Mesoamérica.
Declarada patrimonio de la UNESCO en 1998, con más de 36 hectáreas y ubicado en el municipio de Casa Grandes en Chihuahua se distingue porque, a diferencia de la mayoría que tienen pirámides, tumbas y observatorios, esta zona arqueológica tiene un complejo de más de 1,800 cuartos en un laberinto de adobe.
Los paquimenses construyeron las paredes de sus casas empleando adobe y madera para los muros, y vigas y tierra apisonada para su techo, construcciones de hasta 4 pisos de alto. Pero lo más sorprendente de esto fue su sistema hidráulico para controlar el agua. Sistema que venía desde las montañas hasta los valles del río Casas Grandes a cinco kilómetros de distancia. Canales, zanjas, puentes, drenajes y laguna de oxidación de desechos, que atravesaban las casas a través de muros y pasillos para el manejo del agua, así como un pozo subterráneo en la ciudad.
En la zona arqueológica se haya vestigios como camas de adobe y hornos dentro de la zona habitacional y plazas, mercados, centros ceremoniales y un juego de pelota en el complejo.
La llamada Casa de los Hornos es un conjunto de nueve cuartos y dos plazas pequeñas donde hay “hoyos” que se usaron como hornos para cocer agave, preparar sus alimentos y producir mezcal.
En la Casa de las Guacamayas se encontraron 122 aves enterradas bajo su piso; jaulas, nichos, huesos y cascarones de ellas también. Este tipo de aves eran de gran belleza y lujo por su plumaje.
La Casa de los Cráneos y Casa de los Muertos, fueron llamadas así por los múltiples cráneos ahí hallados. Instrumentos para rituales y para entierros, ofrendas con tambores de cerámica y otros objetos arqueológicos se encuentran aquí.
Como recomendación, si se planea pasar todo el día aquí, hay que estar preparado con algo ligero y cómodo para el incesante calor durante la mañana y una chamarra para el regreso por el frío.
La visita a esta zona arqueológica de Paquimé es inolvidable, un vestigio más de nuestra riqueza ancestral.
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