La celebración de la Semana Santa entre los tarahumaras, o rarámuri como ellos mismos se autonombran, es una de las más diferentes y únicas de México.
Este grupo indígena, oculto entre las Barrancas del Cobre en Chihuahua, ha logrado conservar sus tradiciones por más de 400 años, por lo que en esta temporada da vida a uno de los fenómenos del sincretismo religioso más curiosos del mundo.
La principal atracción de este destino son las singulares tradiciones y festejos que se llevan a cabo en la Semana Santa. Comenzando por el imponente ruido de los tambores y el descenso de los danzantes de los cerros, hasta la reunión de todos los pobladores en un espacio católico.
A lo largo de tres días se realizan peregrinaciones, así como el tradicional Via Crucis con la imagen del Redentor y la quema del Judas-mestizo.
Sin embargo, los protagonistas son los pascolas, personajes que se pintan la piel con manchas blancas y atacan al mal, y el tesgüino, bebida alcohólica de maíz típica de la región. La mezcla de creencias y costumbres hacen que este lugar en el norte del país, ofrezca una experiencia inolvidable para vivir la Semana Santa.
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