Comúnmente se identifica el estado de Puebla más por su capital que por su diversidad en el más amplio sentido; en parte esto es explicable si pensamos que sólo la riqueza arquitectónica que distingue a la famosa “Ciudad de los Ángeles” ameritó que se le considerara patrimonio artístico de la humanidad.
Tal vez la región menos conocida y por muchos conceptos la más rica sea la Sierra Norte, habitada por cuatro etnias con antecedentes culturales muy antiguos: los otomíes, enseñoreados en la zona de San Pablito en el municipio de Pahuatlán; los tepehuas, colindando con el estado de Veracruz; los totonacas, que antiguamente ocupaban un extenso territorio serrano y que hoy habitan en la zona noroeste, y los nahuas, que en tiempos del emperador Axayácatl (1469-1481 d.C.) irrumpieron en esta región, dominándola y haciéndola tributaria de México-Tenochtitlan.
Mucho antes de que esa campaña bélica se llevara a efecto, el actual municipio de Cuetzalan se encontraba poblado por totonacas que hacia el año 400 d.C. iniciaron la construcción de la ciudad que hoy conocemos como Yohualichan –la Casa de la Noche–, y cuyo nombre original se perdió con la invasión mexica.
Originalmente Yohualichan dependía de la gran capital del Totonacapan, El Tajín, distante no más de 60 km, y su estilo arquitectónico, igual al de la gran urbe, se caracterizaba por sus cuerpos piramidales ornamentados a base de nichos.
Asentada sobre una ladera que decrece de sur a norte, diversos edificios fueron levantados sobre explanadas naturales; así, el juego de pelota ocupa la posición más alta con relación a la plataforma donde se localiza el centro ceremonial, que conforma un espléndido cuadrángulo compuesto por varias construcciones que dan al conjunto un impresionante aspecto.
Yohualichan fue dada a conocer allá por la década de los años veinte, por Vicente Lombardo Toledano, quien en compañía de su cuñado, Alfonso Caso (quien años después descubriría la famosa tumba 7 de Monte Albán, Oax.), visitaron el lugar, invitados para conocer las ruinas por don Ángel Flores Huidobro. Poco tiempo después el célebre investigador Enrique Juan Palacios publicó un pequeño plano de la zona arqueológica, y en 1930 el arquitecto Ignacio Marquina incluyó en su obra Arquitectura prehispánica tanto el plano levantado por Lombardo como el de Palacios, con las notas de campo de Caso.
Sin embargo, no fue sino hasta enero de 1978 en que el Instituto Nacional de Antropología e Historia realizó un verdadero trabajo arqueológico que por primera vez reveló la magnitud del sitio, el cual finalmente quedó explorado casi en su totalidad durante la temporada de excavaciones y reconstrucción de 1996.
Por la carretera federal núm. 129 y distante 8 km de la ciudad de Cuetzalan, que cuenta con una adecuada infraestructura turística, Yohualichan es sin lugar a dudas la ciudad prehispánica más importante y bella de la Sierra Norte del estado de Puebla.
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